- Más días de clases no es lo mismo que más educación
A primera vista la extensión del ciclo
lectivo parece una buena noticia para la educación de nuestros chicos. Sin
embargo, si uno se acerca a la vida cotidiana de las escuelas, entiende que no siempre más es mejor.
De ninguna manera agregar días de clases en diciembre,
con docentes exhaustos por las malas condiciones de enseñanza, puede mejorar la
educación.
Un caso paradigmático de esto es Finlandia que tiene la más baja cantidad de tiempo de enseñanza oficial (6329 horas en los 9 años de escolaridad obligatoria), pero también obtiene los mejores resultados en las evaluaciones internacionales. Esto se puede explicar por su alto nivel de inversión pública en educación, excelente provisión de equipamiento escolar, y altos niveles salariales de los docentes, relativamente cortas jornadas laborales y muy buenas condiciones de trabajo (Grubb et al., 2005; OECD, 2007).
- Necesitamos más horas de clases pero producto de una mayor inversión estatal
Actualmente organismos internacionales como
la UNESCO fijan un mínimo de entre 800 y 1000 horas de clases para mejorar la “calidad”
educativa. Nuestro Consejo Federal de Educación, tras abandonar las metas de
aumentar los porcentajes de escuelas de jornadas completa, definió aumentar los
días de clases a 180, 190 y a 200 finalmente. Es decir, más horas de clases pero a costa de las condiciones de trabajo de los
educadores. De esta forma planean llegar a las 800 horas en las escuelas de
jornada simple (4 horas/día x 200 días = 800).
Otro camino, pero que requiere mayor inversión
pública, es aumentar la cantidad de
escuelas de jornada completa o extendida. Hoy en día sólo el 5,48% de los alumnos del país tienen 6 horas de clases
por día. Esto está muy lejos de la meta de la Ley de financiamiento (30%) y
aún más de la Ley de Educación Nacional (que plantea la universalización de la
jornada completa o extendida a todo a nivel primario del país). Con 6 horas
diarias de clases y un calendario escolar de 180 días, se sobrepasan todas las
metas y se llega a las 1080 horas por año. Además esto permite mejorar las
condiciones de enseñanza de los docentes al reconocer tiempos de trabajo
pedagógico fuera del aula.
Cabe señalar que en estos años se ha
aumentado el porcentaje del PBI que se invierte en educación, llegando al 6%.
Sin embargo la realidad escolar diaria demuestra que es insuficiente y que de
hecho, no se ha podido cumplir la meta del 30% de escuelas de jornadas
extendidas. Más allá de todo anuncio rimbombante el último informe del CIPPEC
sobre la implementación de la Ley de Financiamiento nos muestra que el Estado
Nacional sólo aumentó un 1% la participación del área de educación en el
presupuesto nacional, pasando del 7,4% al 8,2%. Esto demuestra que hay fondos
para implementar medidas más fuertes de implementación de otro tipo de jornadas
escolares más incluyentes.
- Las escuelas no están preparadas para afrontar los días más fríos o los más calurosos del año
Hoy en día a la largo de todo el país existen
innumerables problemas edilicios que dificultan la enseñanza. Las escuelas no
están preparadas, en muchos casos, para afrontar los días más fríos de invierno
porque la calefacción no funciona o es insuficiente. Asimismo las calurosas
tardes de verano convierten muchas aulas en sitios en donde es imposible
concentrarse en una actividad educativa. A esto se suma la gran cantidad de
días que se pierden por inundaciones por las malas condiciones de los techos y
los desagües.
- Los docentes también trabajamos cuando no estamos frente al curso
Algo que muchos ministros “olvidan” al
aprobar en el CFE la extensión del calendario escolar es que los docentes realizamos
innumerables tareas pedagógicas y administrativas en los tiempos en donde no
estamos al frente de un curso. El caso más resonante de este “malentendido” fue
la lamentable afirmación de la presidenta de que los docentes “trabajan 4 horas
y tienen 3 meses de vacaciones”.
Esta concepción de docente ejecutor, que no
necesita planificar ni evaluar nada, sino tan sólo implementar planes diseñados
por especialistas, está muy arraigada en la tecnocracia educativa. De esta
forma no sólo menosprecian la profesionalidad de nuestro trabajo, sino también
desconocen o menosprecian las instancias de trabajo individualizado con
determinados alumnos en los meses de diciembre y febrero (un consecuencia de
esto es la pérdida de sentido del Boletín Abierto en la Ciudad de Bs As por
falta de tiempo real para implementarlo).
- La extensión del calendario limita el trabajo focalizado con los chicos que lo necesiten
Siguiendo los lineamientos de los organismos
internacionales se dejan de lado otras experiencias innovadoras que buscan
disminuir la brecha educativa entre diferentes estudiantes. Un ejemplo de esto
es la política educativa de Francia en donde se redujo la cantidad de días de
escolaridad por semana (4 días de 6 horas), para poder implementar un día de
trabajo focalizado con los estudiantes que lo necesiten. Otra experiencia más
cercana es el Boletín Abierto de la Ciudad de Bs. As. que preveía el trabajo focalizado
durante diciembre y febrero con grupos pequeños. Lamentablemente con la
extensión del calendario escolar ya no tenemos los días necesarios para
implementarlo como corresponde.
- Las necesidades de las familias de atender a los chicos debe hacerse con una oferta enriquecedora con financiación pública
No podemos negar que en gran medida los
anuncios de aumento de los días de clases son recibidos con alegría por las
familias porque solucionan el problema de quién cuida a sus hijos. Por un lado
sería interesante cuestionar la realidad laboral del país que obliga a que
todos los adultos de las casas tomen o busquen trabajo, de 40 horas semanales o
más. Más allá de este cuestionamiento de fondo, no podemos aceptar que las
escuelas se conviertan en un depósito.
La atención de las necesidades de las
familias debe ir de la mano de las necesidades de los chicos y las condiciones
de trabajo de los educadores. Por eso es necesario romper con la concepción
tradicional de educación, ligada solamente a la escuela, y aumentar la oferta
pública y gratuita de espacios culturales y educativos con otros formatos a
contraturno, los sábados y durante los recesos escolares.
- Es el Estado el que debe garantizar la continuidad de la enseñanza
Muchas veces en los medios de comunicación
masivo se habla de los días de clases perdidos por las medidas de fuerza de los
docentes. Cabe aclarar que pretender
que se mantengan abiertas las escuelas, colocando en cabeza de los docentes la
responsabilidad por el cuidado y el bienestar de los alumnos, es absolutamente
abusivo y contrario a derecho. Es responsabilidad de los
gobiernos hacer lo necesario para garantizar las condiciones materiales y
humanas para llevar adelante la educación de todos y todas.
Por otro lado existe un paro silencioso de mayores
dimensiones al anterior. Es el que se da cada día que llueve en las
escuelas de asentamientos donde los chicos no pueden concurrir porque sus casos
o las calles están inundadas, es el que se da cada vez que el Estado no
garantiza que las suplencias se cubran, es el que se da porque no existen
cargos destinados a cubrir docentes mientras se capacitan. También nuestros
chicos pierden clases cuando están en un grado superpoblado en donde no reciben
la atención que necesitan.
No existen
soluciones mágicas en educación por eso es imprescindible transformar las
políticas educativas con más presupuesto y con la participación con capacidad
de decisión de docentes y familias.
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