26 nov 2012

7 motivos para rechazar el adelantamiento del inicio de clases a febrero


  • Más días de clases no es lo mismo que más educación

A primera vista la extensión del ciclo lectivo parece una buena noticia para la educación de nuestros chicos. Sin embargo, si uno se acerca a la vida cotidiana de las escuelas, entiende que no siempre más es mejor.
De ninguna manera agregar días de clases en diciembre, con docentes exhaustos por las malas condiciones de enseñanza, puede mejorar la educación.


Un caso paradigmático de esto es Finlandia que tiene la más baja cantidad de tiempo de enseñanza oficial (6329 horas en los 9 años de escolaridad obligatoria), pero también obtiene los mejores resultados en las evaluaciones internacionales. Esto se puede explicar por su alto nivel de inversión pública en educación, excelente provisión de equipamiento escolar, y altos niveles salariales de los docentes, relativamente cortas jornadas laborales y muy buenas condiciones de trabajo (Grubb et al., 2005; OECD, 2007).
  • Necesitamos más horas de clases pero producto de una mayor inversión estatal

Actualmente organismos internacionales como la UNESCO fijan un mínimo de entre 800 y 1000 horas de clases para mejorar la “calidad” educativa. Nuestro Consejo Federal de Educación, tras abandonar las metas de aumentar los porcentajes de escuelas de jornadas completa, definió aumentar los días de clases a 180, 190 y a 200 finalmente. Es decir, más horas de clases pero a costa de las condiciones de trabajo de los educadores. De esta forma planean llegar a las 800 horas en las escuelas de jornada simple (4 horas/día x 200 días = 800).
Otro camino, pero que requiere mayor inversión pública, es aumentar la cantidad de escuelas de jornada completa o extendida. Hoy en día sólo el 5,48% de los alumnos del país tienen 6 horas de clases por día. Esto está muy lejos de la meta de la Ley de financiamiento (30%) y aún más de la Ley de Educación Nacional (que plantea la universalización de la jornada completa o extendida a todo a nivel primario del país). Con 6 horas diarias de clases y un calendario escolar de 180 días, se sobrepasan todas las metas y se llega a las 1080 horas por año. Además esto permite mejorar las condiciones de enseñanza de los docentes al reconocer tiempos de trabajo pedagógico fuera del aula.
Cabe señalar que en estos años se ha aumentado el porcentaje del PBI que se invierte en educación, llegando al 6%. Sin embargo la realidad escolar diaria demuestra que es insuficiente y que de hecho, no se ha podido cumplir la meta del 30% de escuelas de jornadas extendidas. Más allá de todo anuncio rimbombante el último informe del CIPPEC sobre la implementación de la Ley de Financiamiento nos muestra que el Estado Nacional sólo aumentó un 1% la participación del área de educación en el presupuesto nacional, pasando del 7,4% al 8,2%. Esto demuestra que hay fondos para implementar medidas más fuertes de implementación de otro tipo de jornadas escolares más incluyentes.   
  • Las escuelas no están preparadas para afrontar los días más fríos o los más calurosos del año

Hoy en día a la largo de todo el país existen innumerables problemas edilicios que dificultan la enseñanza. Las escuelas no están preparadas, en muchos casos, para afrontar los días más fríos de invierno porque la calefacción no funciona o es insuficiente. Asimismo las calurosas tardes de verano convierten muchas aulas en sitios en donde es imposible concentrarse en una actividad educativa. A esto se suma la gran cantidad de días que se pierden por inundaciones por las malas condiciones de los techos y los desagües.
  • Los docentes también trabajamos cuando no estamos frente al curso

Algo que muchos ministros “olvidan” al aprobar en el CFE la extensión del calendario escolar es que los docentes realizamos innumerables tareas pedagógicas y administrativas en los tiempos en donde no estamos al frente de un curso. El caso más resonante de este “malentendido” fue la lamentable afirmación de la presidenta de que los docentes “trabajan 4 horas y tienen 3 meses de vacaciones”.
Esta concepción de docente ejecutor, que no necesita planificar ni evaluar nada, sino tan sólo implementar planes diseñados por especialistas, está muy arraigada en la tecnocracia educativa. De esta forma no sólo menosprecian la profesionalidad de nuestro trabajo, sino también desconocen o menosprecian las instancias de trabajo individualizado con determinados alumnos en los meses de diciembre y febrero (un consecuencia de esto es la pérdida de sentido del Boletín Abierto en la Ciudad de Bs As por falta de tiempo real para implementarlo).
  • La extensión del calendario limita el trabajo focalizado con los chicos que lo necesiten

Siguiendo los lineamientos de los organismos internacionales se dejan de lado otras experiencias innovadoras que buscan disminuir la brecha educativa entre diferentes estudiantes. Un ejemplo de esto es la política educativa de Francia en donde se redujo la cantidad de días de escolaridad por semana (4 días de 6 horas), para poder implementar un día de trabajo focalizado con los estudiantes que lo necesiten. Otra experiencia más cercana es el Boletín Abierto de la Ciudad de Bs. As. que preveía el trabajo focalizado durante diciembre y febrero con grupos pequeños. Lamentablemente con la extensión del calendario escolar ya no tenemos los días necesarios para implementarlo como corresponde.
  • Las necesidades de las familias de atender a los chicos debe hacerse con una oferta enriquecedora con financiación pública

No podemos negar que en gran medida los anuncios de aumento de los días de clases son recibidos con alegría por las familias porque solucionan el problema de quién cuida a sus hijos. Por un lado sería interesante cuestionar la realidad laboral del país que obliga a que todos los adultos de las casas tomen o busquen trabajo, de 40 horas semanales o más. Más allá de este cuestionamiento de fondo, no podemos aceptar que las escuelas se conviertan en un depósito.
La atención de las necesidades de las familias debe ir de la mano de las necesidades de los chicos y las condiciones de trabajo de los educadores. Por eso es necesario romper con la concepción tradicional de educación, ligada solamente a la escuela, y aumentar la oferta pública y gratuita de espacios culturales y educativos con otros formatos a contraturno, los sábados y durante los recesos escolares.
  • Es el Estado el que debe garantizar la continuidad de la enseñanza

Muchas veces en los medios de comunicación masivo se habla de los días de clases perdidos por las medidas de fuerza de los docentes. Cabe aclarar que pretender que se mantengan abiertas las escuelas, colocando en cabeza de los docentes la responsabilidad por el cuidado y el bienestar de los alumnos, es absolutamente abusivo y contrario a derecho. Es responsabilidad de los gobiernos hacer lo necesario para garantizar las condiciones materiales y humanas para llevar adelante la educación de todos y todas.
 Por otro lado existe un paro silencioso de mayores dimensiones al anterior. Es el que se da cada día que llueve en las escuelas de asentamientos donde los chicos no pueden concurrir porque sus casos o las calles están inundadas, es el que se da cada vez que el Estado no garantiza que las suplencias se cubran, es el que se da porque no existen cargos destinados a cubrir docentes mientras se capacitan. También nuestros chicos pierden clases cuando están en un grado superpoblado en donde no reciben la atención que necesitan.
No existen soluciones mágicas en educación por eso es imprescindible transformar las políticas educativas con más presupuesto y con la participación con capacidad de decisión de docentes y familias. 

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