22 may 2011

Decir presente y seguir maleducando

Por Vanina Sanna -publicado originalmente en Huerquen-

Estar ahí para decir que no olvidamos y que, muy por el contrario, nuestra intención es recordar que muchos de los ideales de ayer son las luchas de hoy es uno de los tantos motivos por los cuales el 24 de marzo “Los Maleducados” decidimos hacernos presentes y marchar junto al Encuentro por la memoria, la verdad y la justicia.

Ese día, tan pensado por cada uno de nosotros, empezó temprano con todos los preparativos de lo que sería la intervención teatral que realizaríamos en la marcha. Pero la discusión acerca de qué hacer, dónde y por qué hacerlo había comenzado un mes antes.
Muchas fueron las ideas y las propuestas que barajamos para esta actividad aunque el objetivo era claro: Habíamos decidido representar los embates de la dictadura sobre la educación en la Argentina. Esto, implicaba reflejar la censura sobre el accionar de los maestros y las maestras en aquellos años como también la represión y desaparición que sufrieron miles y miles de compañeros y compañeras docentes.

En esa hora tan oscura muchas fueron las prohibiciones que se impusieron: Censura en la música, en el teatro, en los medios gráficos, en la radio, en la literatura, por nombrar algunas. Porque claro está que la cultura es una herramienta muy peligrosa para quienes

desean que los hombres y las mujeres no puedan pensar por sí mismos, ya que pensar supone la posibilidad de elegir y en ninguna dictadura esta es una opción viable. El dictador impone, no sugiere, no coparticipa. Impone qué decir, qué hacer, qué escuchar, qué ver y desearía imponer qué pensar o qué sentir. Pero estos últimos, por suerte casi siempre ofrecen mayor resistencia.

En este sentido, la literatura presenta la posibilidad de llegar con la imaginación hasta lugares indómitos que no requieren de pasaporte para sortear fronteras, lugares donde todo es posible, incluso lo que no lo es. Fue por esta razón que la junta militar de aquellos años mediante la emisión de diferentes documentos prohibió numerosa cantidad de libros de literatura infantil y otros de formación pedagógica por considerarlos

subversivos. De esta manera quienes hicieran uso de esos libros también serían condenados por subvertir el orden preestablecido.

Con el fin de hacer dar curso a esta censura, en 1977 el Ministerio de Cultura y Educación publica una circular titulada “Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)ʺ, que informaba lo siguiente:
ʺ(...) 3. NIVELES PREESCOLAR Y PRIMARIOa. El accionar subversivo se desarrolla a través de maestros ideológicamente captados que inciden sobre las mentes de los pequeños alumnos, fomentando el desarrollo de ideas o conductas rebeldes, aptas para la acción que se desarrollará en niveles superiores.
b. La comunicación se realiza en forma directa, a través de charlas informales y mediante la lectura y comentario de cuentos tendenciosos editados para tal fin. En este sentido se ha advertido en los últimos tiempos una notoria ofensiva marxista en el área de la literatura infantil. (…)ʺ
Asimismo, el gobierno militar, con la firma del jefe del Estado Mayor del Ejército, Roberto Viola, pone a circular las instrucciones de la ʺOperación Claridadʺ, orientadas a detectar y secuestrar bibliografía considerada ʺmarxistaʺ e identificar a los docentes que aconsejaban ʺlibros subversivosʺ. Las indicaciones incluían tener en cuenta los siguientes datos:
ʺ(1) Título del texto y la editorial, (2) Materia y curso en el cual se lo utiliza, (3) Establecimiento educativo en el que se lo detectó , (4) Docente que lo impuso o aconsejó, (5) De ser posible se agregará un ejemplar del texto. Caso contrario, fotocopias de algunas páginas, en las que se evidencie su carácter subversivo, (6) Cantidad aproximada de alumnos que lo emplean, (7) Todo otro aspecto que se considere de interés.ʺ
Darle sentido y visibilidad a esa lucha por las ideas, fue lo que nos motivó como grupo de teatro a recrear una situación en la cual aquellos libros que hace 35 años fueron prohibidos estuvieran presentes en las manos de quienes hoy educamos con ellos.

Con la piel erizada, la garganta exigida, el corazón furioso y palpitante y las emociones a flor de piel, entramos a la plaza de Mayo cerca de las 17.30 de ese soleado jueves 24 de marzo al grito de “Censura, represión, dictadura ¡Basta!”. Así quisimos rendir homenaje a quienes dieron sus vidas por elegir enseñar en la libertad y no en la opresión, firmemente convencidos de que la educación es una acción transformadora que abre infinita cantidad de caminos.

Hoy, queremos decir que “A 35 años del golpe, las tizas siguen escribiendo” porque seguimos defendiendo la educación pública y luchando por que los derechos humanos no sean nada más que un sello publicitario o un slogan de quienes hacen la política nacional. Mientras exista represión en las protestas sociales, escuelas que se caen a pedazos, listas negras, escuchas ilegales, gatillo fácil, desnutrición infantil, comunidades originarias despojadas y expulsadas de sus tierras, entre otros tantos atropellos que se comenten, los derechos humanos aún serán cercenados.

Por eso seguimos maleducando sin perder la esperanza de que otro mañana es posible si podemos modificar el presente en base a la experiencia que nos dejó nuestra historia.

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